En el marco de trabajo de la TIAF (Mesa Infancia Adolescencia y Familia), dentro del grupo “Afectividad y sexualidad saludable”, surgieron diferentes iniciativas con el objetivo de mejorar la atención a los jóvenes. Dado que, en nuestra zona, coincidían dos equipamientos públicos: Graner y la Fundación Sanitaria Sant Pere Claver, pensamos que podíamos iniciar líneas de colaboración, aportando la experiencia de cada dispositivo, para implementar proyectos sólidos en beneficio de los jóvenes del barrio.
Como dice Antonio Centeno, “la normalidad es una palabra deshabitada porque, ¿quién la habita?”. Con este proyecto, queríamos escapar de categorías binarias para desafiar cualquier lógica impuesta de normalidad y reflexionar sobre la complejidad del trabajo artístico comunitario y en el ámbito sanitario. ¿Podía el espacio creativo posibilitar un nuevo lugar de encuentro entre dos realidades, que permitiera al adolescente expresarse de manera diferente? ¿Cómo elaboraban los adolescentes su relato? ¿Qué herramientas encontraban fuera de la clínica para construirse como sujetos? ¿Cómo eran las voces y qué experiencias atravesaban los cuerpos de estos jóvenes? ¿Qué nos decían? ¿Qué callaban?
A partir de estas y otras cuestiones, queríamos reflexionar sobre la salud mental y el cuerpo (cuerpo físico, institucional, mental, social, urbano, afectivo, político, etc.). Un reto para la educación entendida como práctica investigativa y expandida. Nos planteamos como objetivo explorar procesos creativos que fueran desde lo grupal a lo individual, respetando otras formas de hacer y otras maneras de estar juntos. Para ello, en 2019 realizamos un trabajo de 6 meses de duración con el dramaturgo de trayectoria consolidada Roger Bernat. Su obra se había caracterizado por el teatro participativo o inmersivo, creando espectáculos en los que el público ocupaba el escenario y se convertía en protagonista.
Con la colaboración de Pla de Barris.