Como centro de danza y artes vivas, fomentamos una educación que pone el cuerpo y la acción en el centro de la experiencia: practicar desde el cuerpo otras maneras de transmitir conocimiento. Pero sobre todo nos proponemos tejer colaboraciones de larga duración, flexibles y basadas en la confianza mutua, para generar comunidad educativa en un sentido amplio: con el profesorado, el alumnado, las familias y el barrio. Una educación sobre prácticas vivas, abierta al riesgo, imprevisible, que apuesta por la investigación, mutante y en construcción.
Desde aquí nos preguntamos: ¿Qué tipos de pedagogías podemos activar en las aulas y transferir a los centros de creación? ¿Qué papel juegan los saberes corporales en los procesos de aprendizaje colectivo de la práctica cultural y educativa en el barrio de La Marina? Toda cuestión que tiene que ver con el cuerpo (y por tanto con la experiencia) tiene la dificultad de traducirse en palabras, y por eso de entrada los “saberes corporales” se perciben como un concepto complejo y abstracto. ¿Qué entendemos por “saberes corporales” y cómo compartir esta cuestión con todos/as los/as implicados/as en el proyecto educativo? ¿Qué voces hablan y cuáles no dentro del aula? ¿Qué cuerpos se hacen más presentes y qué pasa con lo que no se dice? ¿Qué relación establecen los cuerpos que actúan con aquellos que observan sus acciones? ¿Qué nuevas preguntas se movilizan en los docentes y artistas cuando abordamos estas cuestiones de manera colectiva y compartida? y ¿qué tensiones atraviesa plantearlas como una investigación dentro del aula y dentro de los programas educativos de las instituciones culturales?
De estas cuestiones fundamentales, se derivan algunos objetivos del proyecto educativo: Observar cómo un espacio de aprendizaje afectivo, íntimo, crítico y comprometido puede improvisar, crear, afectarse e interpelar la acción pedagógica. Romper con la lógica de los inicios y los finales, generando tiempo para dispersarse y salir de las lógicas de la productividad. Visibilizar los saberes ocultos, dispersos o invisibles que cuestionan las lógicas dominantes, desalojando los saberes dados y las posiciones aprendidas para hacer ejercicios colectivos de imaginación que nos permitan cuestionar las configuraciones culturales heredadas y desarrollar formas de relación alternativas. Que el proyecto educativo y cultural desborde el aula y sea un detonador de cambios, acciones y proyectos comunes, afectando al resto de la comunidad educativa y del barrio. Generar herramientas o recursos transferibles a otras comunidades de estudio del proyecto global del Graner.
Con la mediación de Magdalena Garzón: “Soy licenciada en Ciencias Ambientales y en Coreografía. Mi práctica e interés personal se centra en el entrenamiento del Body Weather y en las prácticas corporales somáticas. Me interesa el trabajo del cuerpo y la expresión en diversos contextos y grupos sociales, planteando una actuación desde proyectos del ámbito socioeducativo. En 2017 fui becada por el OAEA del Institut del Teatre para desarrollar una pedagogía de la danza para personas con diversidad visual vinculada a la creación y a la audiodescripción en danza. Desde 2020 colaboro regularmente con el equipo de trabajo de accesibilidad a las exposiciones en el CCCB.”
El programa educativo del Graner se enmarca dentro del programa Caixa d’Eines, impulsado por el Pla de Barris de Barcelona, que consiste en la introducción de prácticas artísticas dentro del currículum escolar con el objetivo de reducir las desigualdades entre los barrios de la ciudad.